Cuentan
que fue en 1607 cuando el heredero del imperio Mongol, Sha Jahan, se enamoró a
primera vista de una joven vendedora en un mercado. Por su condición no le
permitieron volver a acercarse a la joven, sino que le obligaron a casarse con
otra mujer de sangre real. Pero como la ley le permitía tener varias esposas,
Sha Jahan, mantuvo su ilusión de poder empezar con aquella chica del mercado una
historia de amor verdadero.
Y claro
que lo consiguió. El flechazo tuvo que esperar cinco años, que fue el tiempo
que pasó hasta que Sha Jahan pudo volver a ver a la mujer de sus sueños. Y le
faltó tiempo para convertirla en su segunda esposa y en "la elegida del
palacio", tal fue el nombre que adoptó la joven ya convertida en esposa
del emperador. Así, Sha Jahan y Mumtaz Mahal formaron una extensa y adorable
familia que destacaba por la admiración mutua de la pareja.
Pero a
veces, las mejores historias de amor, esas historias que de tan felices no
deberían tener un final, se ven interrumpidas sin que intervenga el desamor,
sino el infortunio. Tras 19 años de amor, Mumtaz Mahal murió al dar a luz a uno
de su numerosos hijos. Pero antes de morir aún tuvo tiempo para dejar a su
marido las instrucciones precisas para mantener su amor eterno.
Recordar
el amor
En su
lecho de muerte, Mumatz Mahal le pidió a su marido que le construyera un
hermoso lugar donde descansar y que fuera a visitarla cada año en el
aniversario de su muerte. Por lo demás, parece que su recomendación fue que el
emperador fuera feliz. Pero el emperador no podía ser feliz tras la muerte de
su mujer, a la que amaba con toda su alma. Y comenzó la construcción del lugar
más hermoso del mundo digno de la mujer más amada.
La construcción
del Taj Mahal no solo le costó al emperador muchos años y dinero, sino también
su título. Uno de sus hijos ocupó su lugar y decidió mantenerlo encerrado en
vista de que su único pensamiento seguía siendo honrar y recordar a su esposa
fallecida. Incluso en su encierro, Sha Jahan seguía manteniendo su corazón fiel
su amada, pues gracias a un espejo podía contemplar cada día la tumba de su
esposa. El Taj Mahal.
Se trata
sin duda de una historia de amor triste, pero hermosa. Los deseos del emperador,
que eran recordar su amor por toda la eternidad, han sido cumplidos con creces
y así se mantiene el Taj Mahal como uno de los monumentos más bellos e
impresionantes del mundo. Como un monumento al amor.
@Carini777